Komodo busca el lado oscuro de la vida nocturna.

Komodo agarra al oyente por las tripas. Esta es música para y para amantes de lo insólito y de las tentaciones de la noche, de la caza y la embriaguez, de ir al límite y más allá, de festejar a todo trapo con el canto de los pájaros. Música que rebota, se balancea, burbujea y arrastra. Donde la diversión y el entusiasmo por la vida irradian. Música que siempre parte del groove. Hecho con el cerebro, pero invariablemente con la intención de activar tus caderas e impulsos primarios. Al mismo tiempo, la banda ciertamente no está ciega a los lados realistas de la noche.

Las diez canciones de este álbum debut tienen lugar en la zona crepuscular entre la noche y la mañana. Las pocas horas en las que la embriaguez de la noche da paso a la confrontación diurna. Como cronista de la vida nocturna, navega entre Springsteen, Alex Turner y Herman Brood. El escapismo y el hedonismo son las fuerzas impulsoras en la oscuridad, pero la comprensión de que se debe pagar un peaje cuando vuelve a clarear nunca está lejos.

Komodo busca el lado oscuro de la vida nocturna. No hace melancolía ni autocompasión, pero sí pone en perspectiva, ironía y personajes coloridos, como la chica autodestructiva Kathy en Things, la única balada del álbum. 44 Calls, una inquietante canción de rock vintage con arrogancia oriental y mandolina distorsionada, cuenta la historia de un traficante de drogas de poca monta que está irremediablemente enredado en una vida de la que no puede salir, sin importar cuánto le gustaría. porque: 44 llamadas para hacer...

El álbum se cierra con Whip Hand, un blues del desierto psicodélico sobre la búsqueda espiritual del zen dentro de uno mismo. El quinteto se especializa en canciones de rock sofisticadas y sofisticadas, pero Whip Hand también recuerda las improvisaciones nocturnas en las fiestas salvajes de verano, donde se sembraron las semillas de Komodo.