La música impredecible de Andrew Bird alcanza un nuevo nivel en 'My Finest Work Yet'.
Cuando era un niño de cuatro años, Andrew Bird sostuvo por primera vez un violín en sus manos. Y aunque en su música se pueden escuchar todo tipo de instrumentos, el violín siempre ha sido un hilo conductor. Se puede escuchar claramente que tiene una formación clásica en su música.
Pero al alternar el violín con, por ejemplo, una guitarra pulsada o un glockenspiel de ensueño, le da su propio toque. Uno de sus instrumentos más importantes es su boca. Cuando frunce los labios y comienza a silbar melódicamente, no sabes qué te golpeó.
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